Cómo detectarla
La disfagia orofaríngea es muy frecuente en personas
que padecen enfermedades neurológicas agudas como:
El ictus (infarto cerebral), el traumatismo craneoencefálico, infecciones del sistema nervioso central, y enfermedades neurodegenerativas como enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Es mucho más frecuente en mayores de 80 años que en el resto de la población. Las personas que padecen disfagía orofaríngea presentan una serie de síntomas y signos característicos;
Las podemos clasificar según el origen o el área que se ve afectada.
SEGÚN EL ORIGEN:
Disfagia neurogénica: Es causada por cualquier alteración neurológica de las zonas del cerebro que controlan y coordinan la deglución. (Enfermedades degenerativas, infecciosas, tumores cerebrales, accidentes cerebro vasculares (ACV), traumatismos, etc.)
Disfagia mecánica, obstructiva u orgánica: cuando existe dificultad para el paso de los alimentos, por la alteración estructural de los órganos involucrados en dicha función. como por ejemplo tumores en la cara o cuello o estrechamiento de la luz del esófago, entre otros.
Disfagia funcional (presbifagia): Es el enlentecimiento del proceso deglutorio propio del envejecimiento.
SEGÚN EL ÁREA QUE AFECTA:
Disfagia orofaríngea: es la dificultad para traspasar el alimento desde la bucofaringe hasta el esófago. En este tipo de disfagia tenemos que diferenciar dos subtipos:
•Dificultades en la formación del bolo (ausencia de piezas dentarias, sequedad de las mucosas bucales, dificultad en los movimientos masticatorios y linguales.)
•Dificultades en el paso por la glotis.(debido a un deficitario ascenso laríngeo y un incorrecto cierre glótico).
Disfagia esofágica: cuando la dificultad para tragar se localiza a nivel del esófago.
Los síntomas más frecuentes son:
– Tos frecuente y babeo.
– Tiempo prolongado para comer.
– Ser incapaz de tragar de una sola vez una cucharada de comida.
– Se mantiene la comida acumulada en los carrillos.
– La saliva y alimentos se caen de la boca mientras se come.
– Atragantamientos frecuentes.
– Pérdida de peso.
– Voz húmeda o gorgoteante.
– Cambios en los hábitos alimentarios, ya que se tiende a rechazar ciertos tipos de comida por el esfuerzo y las dificultades que les conlleva.